Entrega - Análisis de una imagen

 


Para comenzar este análisis, que espero sea lo suficientemente minucioso, voy a comenzar hablando sobre el autor, destacando aquello que creo es importante para hablar sobre esta imagen.

Josef Sudek fue un fotógrafo checo nacido en 1896. Su obra más destacable, a la que pertenece esta imagen, fue realizada en Praga, lugar de su fallecimiento en 1976.  Lo apodaban el poeta de Praga debido a la intimidad y sensibilidad de sus fotografías. Durante la Primera Guerra Mundial, Josef prestó servicio militar perdiendo su brazo derecho en 1917. En 1922 comienza a estudiar fotografía y su memoria histórica definiría su estilo pictórico en sus principios para luego dejar nacer su cara más subjetiva, íntima y como él se consideraba: romántica.

La fotografía a analizar se titula ‘’La última rosa’’ de 1956 y fue tomada desde la enigmática ventana de su estudio en Praga. Esta fotografía pertenece a su serie llamada ‘’La ventana de mi estudio’’, fotografías tomadas desde su estudio durante la ocupación alemana.

Lo interesante de esta fotografía es el misticismo que genera, es una fotografía que no requiere de una gran habilidad técnica, sino más bien es la sensibilidad en su mirada la que la destaca. 

Refiriéndome a los aspectos técnicos, Josef utilizaba cámaras de gran formato, su preferida era una Kodak de fines del siglo XIX . Caminaba por la ciudad con la cámara y un trípode de madera en su espalda, vacilando hacia nuevos espacios que explorar, casi como yendo en búsqueda de un objeto perdido, quizás por eso se interesó tanto en ellos.

Por lo que he aprendido sobre este autor, diría que la foto fue tomada en una mañana fría, causando la ventana empañada, sobre un soporte de película sepia. Esta fotografía carece de una presencia cargada de granos, con lo cual la sensibilidad de la película era baja. Diría que la fotografía fue realizada con una velocidad alta y sobre un trípode ya que no hay movimiento visible, a unos 1/60seg. Es difícil, en este caso, aportar o adivinar la focal utilizada, debido a la proximidad entre figura y fondo y el efecto desenfoque que genera el vidrio empañado, pero con seguridad puedo advertir que no se trata de un teleobjetivo, debido a que todo por delante y por detrás, se ve enfocado, así como las ramas que podemos apreciar a través de los trazos que dibujan las líneas de agua en el vidrio, nos dan indicio de un árbol levemente desenfocado. Podría decir que se trata de un lente entre 35mm y 50mm con una apertura entre 3 y 6 de diafragma. Ya que si bien podemos apreciar que entra luz por la ventana, los objetos no se encuentran iluminados completamente. Podría adivinar que en esa habitación, en este momento en particular, el único recurso lumínico con el que contaba Josef era la luz natural que entraba por aquella ventana. Una mañana nublada o cuyo sol reposaba sobre el techo de la casa, no generando sombras fuertes, si no sombras tenues que permiten ese contraluz suave que vemos en la imagen. Pero claro está que alguien como este fotógrafo sabe utilizar la luz de la mañana para inmortalizar un momento. La rosa blanca es la que nos da más información sobre la dirección de la luz, ya que  presenta sombras por debajo de los pétalos, indicando que la luz parece venir de arriba (claro está, si es luz natural). Además, existe un equilibrio en esta imagen entre lo subexpuesto y lo sobreexpuesto, no hay falta de información por sombras duras o por demasiada luz. Los objetos que se encuentran a contraluz, como la rosa, pierde un poco de información en el centro de la flor negra, pero la zona es muy pequeña y casi imperceptible.

Metiéndome más de lleno en este juego de adivinar la fotografía, podría decir que Josef preparó esta escenografía, probando quizás otras combinaciones. El emplazamiento de cámara, es uno ya conocido por éste, viendo otras fotografías tomadas de esta serie. La fotografía posee una angulación levemente picada a una altura por debajo del metro sesenta (si consideramos que el nivel normal mediría esto). Decían que este fotógrafo podía llegar a estar 15 minutos antes de fotografiar una imagen, no dudo que haya esperado el momento perfecto. 

Desde un punto de vista técnico y de calidad, no sé si podría nombrar algún defecto que pueda ser comparable con sus virtudes. Las fotografías hechas en cámaras de gran formato tienen una calidad mayor a las de medio y pequeño formato ya que no se utilizan películas de carrete, sino que se exponen placas que varían sus tamaños. Otra consecuencia que deviene del formato es la calidad de la ampliación. Cuanto más grande sea el soporte sobre el cual se impresiona la imagen, mejor resultan las ampliaciones en detrimento de las películas de 35mm que necesitan de más ampliaciones para llegar a las que se hacen en formatos más grandes. 

En este caso, cambiaría el encuadre de esta fotografía, ya que el marco de la imagen no está parejo, encontramos mucho más del lado derecho, que del izquierdo y sacaría los libros que se encuentran a la izquierda y recortados. Otra virtud técnica que encuentro en esta imagen tiene que ver con el orden de lectura que tiene. Si bien el vaso se encuentra apoyado sobre el lado izquierdo de la imagen, la rosa negra se encuentra en una diagonal que tiende a la derecha, generando un equilibrio entre los objetos y una composición triangular entre la roca, el vaso y las rosas.

Como dije anteriormente, esta fotografía se titulo ‘’La última rosa’’ y data del año 1956. Podríamos deducir fácilmente que se trata de una fotografía analógica, podríamos deducir también el clima de la misma, es un clima tenue, romántico y enigmático. Hay algo que se esconde entre las sombras y también hay algo en el vidrio empañado. Hay un momento particular, que no es igual a otros momentos que hacen que los vidrios se empañen de esa manera y que no sucede en otro momento. Podemos entender, entonces, que se trata de un fotógrafo observador, un fotógrafo que observa detalles, que estudia objetos, que retrata momentos. Hay una intención clara en esta imagen, es la última rosa. La única que es distinta a las demás y que por eso es la última. La rosa roja responde a la pregunta ¿qué rosa? Pero ¿por qué hay una roja y dos blancas? ¿Qué nos quiere decir? Lo blanco es luz, es pureza, es esperanza. Cuando volvemos a la vida de este autor entendemos esa búsqueda de la luz. La guerra y la oscuridad a la que remite.

Por otro lado, puedo intentar darle una significancia, entonces observo más, las rosas se encuentran en un vaso de agua, comienzan a secarse, a morir, pero sus hojas no están caídas. Al lado de ellas, un calamar, la ausencia. Un objeto que es índice de la vida que supo habitarlo pero que ya no se encuentra. También podemos ver gotas al lado del vaso, podrían ser fácilmente gotas que caen de las hojas, la vida que se derrocha. Es importante entender el contexto histórico para el análisis de una fotografía. Especialmente si el autor fue protagonista de los eventos que se sucedieron en sus años de vida anteriores.

Por último, entender el contexto histórico de un artista es importante para comprender la mirada de quien hace. La fotografía no habla, pero depende de qué tenga para decir quien las hace, es lo que cuenta.

Respecto al tipo de imagen, el único uso del que es digna, es la artística, la simple contemplación. Se trata de una fotografía de naturaleza muerta, el retrato de un momento. No me atrevería a hablar de una imagen icónica, pero hay mucho simbolismo cuando se empieza a mirar detenidamente. 

Probablemente quien conozca más de fotografía podría advertir fácilmente que se trata de Josef Sudek, podría también decir mucho más acerca de su estética. Pero creo que podemos coincidir en el clima romántico, en este idea de belleza frente al caos. Jugar con la metáfora que esconde el calamar y las rosas, la naturaleza que está muriendo. La luz que comienza en la rosa blanca y casi se apaga en la última, la que ya se encuentra doblada y sobre la sombre de la roja. Quizás aquella es la última rosa. La última rosa blanca. El último resabio de vida. Es emotiva, en su totalidad, el vidrio que se empaña y poco a poco se transforma en agua, el paisaje bloqueado de atrás, casi abstracto, el silencio que emite, casi parece escucharse la poética que narra.

Para ir concluyendo, voy a hablar de lo que creo de esta imagen, en lo personal. No considero que sea una imagen imprescindible, también considero que es un trabajo que requiere mucho más tiempo que dos hojas y media, para hablar de esta fotografía y de este autor en particular. Hay algo en la fotografía y es que ninguna pregunta alcanza. Exige una modificación del medio, y cuando no, la imagen resultante es irrepetible, hay algo que existe allí y aún así volviendo a aquellos paisajes retratados, jamás serán iguales. Es la ausencia y la presencia. La presencia de quien habita, de quien observa y de quien fotografía, es su mirada, su historia, sus ideas y sus sueños. Quien retrata una ventana, no retrata simplemente unas rosas sobre una mesa, retrata una mirada del mundo. El mundo que se nos presenta, es acuoso, está rasgado, difuminado, pero ante todo, no es claro. Lo único seguro es lo que vemos por delante de la ventana, ese interior. Aquellas rosas sombreadas, es el único interior válido. La dualidad y antinomia entre lo que está afuera y lo que se encuentra adentro, el interés por la diferenciación entre ambos. Eso es lo que hace a esta fotografía, importante. Creo que aprender a imaginar y pensar todas estas cosas, despierta otras preguntas y responde algunas otras. Pero de cualquier forma, une sabe más del mundo que antes. La fotografía es un arte que requiere una acción y decisión, pero también requiere de la interacción entre ese interior y exterior. Entre quien capta ese momento y quien lo observa. Se inscribe una línea entre esos dos mundos que se convierte en irrompible.



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